Para la gente que se pregunta “por qué les dejé” hacer la miniserie Leyendas de Terramar, aquí hay algo de trasfondo.
Los productores se nos acercaron (en ese tiempo mi agencia dramática era William Morris) con una oferta razonable. El contrato, por supuesto, sólo me daba el estatus estándar de “consultora”. Eso significa exactamente lo que los productores quieren que signifique, casi siempre poco o nada. Pero hablaron como si genuinamente pensaban consultar conmigo mientras planificaban la película.
Hablaban de usar los primeros dos libros, Un mago de Terramar (Wizard of Earthsea) y Las Tumbas de Atuan (The Tombs of Atuan). Como yo ya había hecho un tosco guión de estos libros junto con Michael Powell hacía años, y también había trabajado con otro guionista para planificar su guión de Un Mago, podía serles útil. Yo conocía algunas de las dificultades de llevar esta historia a una película; al igual que algunas de las posibilidades – la clase de cosas que una película puede hacer y que no puede un libro.
Ellos hablaban en términos de una gran película de cine, con la miniserie para la televisión como una posibilidad. Dijeron que ya habían asegurado a Philippa Boyens (quién había sido co-guionista de El Señor de los Anillos) como guionista principal, y me informaron que ella estaba impaciente por trabajar en una película de Terramar. Para mí el guión era lo más importante, por lo que su presencia fue el factor clave en nuestra decisión de venderles los derechos.
El tiempo pasó. Para cuando consiguieron el apoyo del Canal Sci-Fi para la miniserie y Robert Halmi Sr. Llegara a bordo, habían perdido a Boyens.
Eso fue un duro golpe. Pero acababa de ver la miniserie Dreamtalkers del Sr. Halmi con su imponente reparto de Nativos Americanos, así que dije, ¿tal vez el Sr. Halmi piensa coger a alguno de esos grandes actores para Terramar? Me dieron a entender que él había encontrado muy difícil trabajar con esa gente.
Bien, dije, ¿Usted se da cuenta que la mayoría de la gente en Terramar es de “ésa gente”, o que, de todos modos, no es blanca?
No recuerdo su respuesta a esto – debieron usar esa maravillosa palabra “colorblind” (daltónico) – pero esto no alentaba, porque recuerdo haberle dicho a mi marido, ¡Oh! ¡Caramba! ¡Espero que no pongan un Ged blancucho! (N. de la T. En el original se utiliza la expresión “honky”, que es un término peyorativo con el que designar a un blanco)
Esto fue en primavera de 2004. Ellos se movían muy rápido, finalmente, porque si no entraban en la producción, perderían sus derechos a la propiedad. Guardo un par de intercambios de correos electrónicos amistosos. Les ofrecí una lista de pronunciación de nombres, y les dije que aunque sabía que una película debía diferenciarse de un libro, esperaba que no estuvieran haciendo cambios innecesarios en la trama o en los protagonistas –algo peligroso de hacer, pues los libros son conocidos por millones de personas por más de 30 años. A esto contestaron que ellos podían cambiar la historia de los libros y los personajes de la forma en la que quisieran, porque ellos llegaban a muchos más millones de personas que yo.
Entonces me enviaron el guión y me dijeron que el rodaje ya había comenzado. En otras palabras, yo estaba fuera del proceso. Nunca había estado dentro.
Retiré mi oferta de proporcionarles una guía de pronunciación (así Ogion, que rima con bogy-on, es "Oh-jee-on" en la película).
Cuando ví el guión, me di cuenta que lo que el guionista había hecho había sido matar los libros, los cortó en pedazos, sacó un ojo de aquí, una pierna de allí, y juntó todos estos trocitos en una historia totalmente diferente, cosiéndolo todo junto con tripas y tonterías. Ellos iban a utilizar el nombre de Terramar (Earthsea) y algunas de las escenas de los libros en una película genérica de McMagic con un argumento tonto basado en el sexo y la violencia.
No había nada que yo pudiera hacer. No hay nada que el autor del libro pueda hacer sobre ello: no con el contrato estándar de Hollywood. Esto es algo que mucha gente no sabe. Incluso críticos profesionales de cine, que deberían saberlo mejor, escriben a menudo como si el autor fuera responsable por la película. Las extrañas excepciones (como es el caso del control de J.K. Rowling sobre las películas de Harry Potter) se consideran lo normal. Pero en la mayoría de los casos, la fidelidad de una película al libro se debe enteramente al honor, inteligencia, e integridad artística de los cineastas.
Larry Landsman, quien se encarga de lo referente al libro en el canal Sci-Fi, y quién fue amable y me apoyó durante todo este calvario, me envió un CD con la copia de la película, por lo que la vi alrededor de un mes antes de que fuera estrenada.
Todavía no había nada que yo pudiera hacer, y no dije nada en público. Parecía mezquino atacar la cosa antes de que otra gente tuviera la oportunidad de verla. De todas formas, ¿para qué sirve gimotear? Coge el dinero y corre, como dice todo el mundo. Algún día, alguien hará una verdadera película de Terramar....
Pero entonces el Sr. Lieberman, uno de los productores, publicó un anuncio diciendo a la gente lo que “Ursula” (a quién él no había conocido nunca) “pretendía” con los libros.
Esto cambió la situación. Ellos estaban tomando ventaja de mi silencio poniendo palabras en mi boca. Puse una respuesta en mi página web, que aún está allí.
Y ahora que la película ha sido vista, puedo hablar libremente. Pero aún no tiene sentido gimotear. Aquí en Locus, lo que deseo hacer es seleccionar tres cosas de la película que yo creo que no sólo traicionan los libros, sino que traicionan a la propia Fantasía – algo que nosotros (los escritores y los fans) no deberíamos permitir que Hollywood nos haga. No deberíamos permitir que Hollywood hiciera algunas suposiciones.
La gente que ve películas y televisión no lee libros. La gente que lee libros no ve películas ni televisión. Por lo tanto, a nadie le importará si la película jode el libro, y si les importa, que les jodan.
¡Esto es tan arrogante! ¿Por qué nos lo tragamos?
La Fantasía es para niños, para idiotas y para gente que desea respuestas fáciles. Lo que sucede en la Fantasía no necesita tener sentido, porque “no es real”.
Tomemos este caso: En los libros de Terramar, la magia funciona de un modo específico, asunto de lenguaje y de nombres; tiene sus reglas, que le dan una limitación necesaria; y la naturaleza de esta magia es una de las metáforas fundamentales sobre las que se construye la historia.
La magia de la película no tiene sentido ni coherencia, sólo son efectos especiales. Los dragones sólo son monstruos, los Antiguos Poderes simplemente son Malvados. Lo más gracioso es que el guionista llegó a invertir el nombre verdadero, el nombre secreto de poder de Ged y su apodo – así que el pobre y viejo Oh-jee-on ¡lo tiene que bautizar solemnemente como “Gavilán”!
Cuando en el primer libro Ged se encuentra con su sombra y cada uno de ellos dice el nombre verdadero del otro, es el clímax del libro. En la película, la escena es un partido de lucha libre sin sentido con un monstruo estándar. Esto no tiene sentido. ¿Cómo podría tenerlo? El mundo, los acontecimientos, los valores de la película son arbitrarios e incoherentes.
Uno o dos actores de color hacen que el reparto sea daltónico, de manera que el resto del reparto puede ser blanco.
En Terramar, los habitantes del Archipiélago son marrones, rojo-cobrizos, negros; los menos numerosos Kargos son de piel blanca con cabellos negros o rubios. Tenar es una Karg, una morena de piel blanca. Ged es un hombre del Archipiélago, un hombre de piel rojiza marrón. Vetch, también del Archipiélago, es negro.
En la película, Oh-jee-on (del Archipiélago) es negro, y hay un par de caras de color más en el ejército Karg del Rey Tyvek (espero haber escrito bien el nombre del rey, no es un personaje que yo conozca). Tenar es interpretada por una actriz con evidente ascendencia asiática, muy guapa. ¿Pero cómo llegó allí? ¿Cómo llegó allí Oh-jee-on? ¿De qué malditas islas son?
¡Oh, vamos!, esto no es real. Sólo es una fantasía. Sólo es una película. No importa.
Sí importa. Importa un montón. Vivo en un país racialmente intolerante. Desde el principio, he visto mi Terramar como una negativa deliberada de estar de acuerdo con el prejuicio que ve blanco como la norma, y la tradición de la fantasía que acepta este prejuicio.
Si vosotros sois blancos, preguntad a una persona de color que lea fantasía si esto le importa. Preguntadles con qué frecuencia se encontraron a sí mismos en libros de fantasía o en películas mientras crecían, y cómo se sentían por esto.
Sólo lamento que me haya llevado hasta el libro cuarto de Terramar el ser capaz de rechazar el prejuicio que ve a los hombres (N. De la T. Hombres como sexo masculino) como la norma. Y eso también importa. Y a este respecto, los cineastas lo hicieron bastante bien, incluso permitiendo a las chicas que vayan a la Escuela de Roke. Una de ellas se llama Penélope. Bonito nombre, ¿no? Aunque ¿tal vez el Archipiélago equivocado?
Quiero decir que lo lamento mucho por los actores. Todos ellos lo intentaron duramente. No lo siento por mí ni por mis libros. Nosotros estamos bien, gracias. Pero lo siento por la gente que sintonizó el programa pensando que verían algo mio, o sobre Terramar. Intentaré tener más cuidado en el futuro y no permitir que me engañen a mi o a mis lectores.
Y estoy totalmente agradecida a toda la gente que se puso en contacto conmigo para compadecerse de mí, para maldecir a los cineastas, para llorar por la oportunidad perdida y para decirme: ¡Otaks Rule!
- Ursula K. Le Guin
Publicado originalmente en Locus
Traducción de Docemoradas.com
|